Jihun decide marcharse de la casa familiar con su perro Wajo. En la mochila lleva un reproductor MP3, un libro y algunos útiles para escribir. Viaja sin rumbo, de motel en motel, conociendo a gente en la carretera. En lugar de aprender los nombres de sus compañeros de viaje, les asigna números. Está el 239, por ejemplo, que una vez soñó con ser poeta, pero que ahora solo lee sus poemas a un amigo que está en coma;está el 109, que viaja constantemente en tren a causa de una ruptura amorosa, o el 32, que ya ha decidido acabar con su vida. Cada noche, antes de irse a dormir, Jihun escribe una carta a una de las personas que ha conocido. ¿Terminará su viaje cuando reciba la primera respuesta