Los astrólogos interrogaron a las estrellas, puntos luminosos y distantes que influyen misteriosamente sobre el alma y el destino humanos. Hindúes, egipcios, caldeos, griegos y romanos escrutaron cuidadosamente los cielos, finalmente los árabes y los judíos heredaron y refundieron todo este conocimiento y lo llevaron a la Península Ibérica, de ahí nació lo que conocemos como astrología clásica.