«Me llamo Sherlock Holmes, y mi profesión consiste en saber lo que otros no saben»: antes de que el famoso detective creado por Arthur Conan Doyle pudiera pronunciar estas palabras en 1891, el relato detectivesco llevaba más de cincuenta años definiéndose. El largo reinado de Victoria de Inglaterra (1837-1901) vio nacer el género, desarrollarse y fructificar en la variedad y la exuberancia que el siglo xx recogería, dando pie a una de las tradiciones narrativas más populares e influyentes de nuestra época. Esta antología de Cuentos de detectives victorianos, seleccionada por Ana Useros y traducida por Catalina Martínez Muñoz, reúne veintiséis piezas que muestran perfectamente la evolución del género desde sus orígenes.