òUn relato detallado de las operaciones encubiertas que desmantelaron las estructuras logísticas y financieras de ETA. ò Testimonios exclusivos de agentes de policía y miembros de la judicatura que participaron en la lucha antiterrorista. ò Análisis de las estrategias empleadas para identificar y neutralizar las células de apoyo a la organización. ETA no se reducía a las pistolas. Ese enfoque de la lucha contra el terrorismo, hoy indiscutible, no estaba tan claro en 1996 y, sin embargo, fue decisivo para colapsar y bloquear el entramado etarra, que hasta entonces le servía de apoyo y regeneración constante. Un puñado de policías de la Comisaría General de Información (organismos centrales y brigadas del País Vasco y Navarra) pusieron en marcha esa estrategia junto al magistrado Baltasar Garzón y al fiscal Enrique Molina, ambos de la Audiencia Nacional. Esta es la crónica de aquellos años en los que, partiendo del «patio trasero» se llegó a golpear la cabeza y la columna vertebral de la organización como nunca hasta entonces. Este trabajo, junto al de la Guardia Civil, el CNI, todos los gobiernos, las vícti