El tiempo es invisible y las termitas suenan y las olas bañan esta ciudad desde la mía. Suenan palabras del infierno que sin duda tendrán también razón. Tu abandono y el mío, alud inmóvil que va girando un poco hacia la noche. Bahía que no había: todos llevamos dentro, por visión, una ciudad interior que tendría este aire, recodo de agua oscura y de aves que ya van a dormir.