Esta correspondencia es una conversación entre dos perdedores de la guerra, dos vencidos que luchan por dar sentido a sus vidas. Se encuentran en Buenos Aires, ciudad a la que había llegado en el año 1936 como exiliado Luís Seoane, que siempre luchará por un regreso imposible a Galicia. Isaac Díaz Pardo llegará a la capital argentina veinte años más tarde huyendo de la Galicia del silencio y de la desmemoria del franquismo. Se iniciará así un encuentro que se propondrá como objetivo común recuperar la dignidad de un pueblo también derrotado. Para ello emprenden la más utópica de las empresas: poner a disposición de sus ideas restauradoras y recuperadoras un complejo industrial de cerámica, O Castro y Sargadelos, símbolo de una nueva Galicia. Isaac abandona una prometedora carrera artística para sumergirse en el barro de la lucha industrial y capitalista;por su parte, Seoane pondrá al servicio del complejo empresarial de su amigo, que va creciendo con muchas dificultades, su talento creador y sus ideas regeneradoras. Dos papeles desiguales que se anudan mediante una amistad fraternal que pasará con éxito numerosos debates y discusiones que van cimentando una ética social de valor universal. Estas cartas, cordón umbilical de los desterrados con su tierra, son documentos imprescindibles que en este caso no solo contribuyen al diálogo, también permiten un debate entre creadores que conciben el arte como comunicación con el pueblo y como instrumento de lucha. Isaac Díaz Pardo (Santiago, 1920-2012) después del asesinato de su padre en 1936 y de cursar Bellas Artes, inicia una prometedora carrera artística como pintor que abandona muy pronto para convertirse, en palabras de su amigo Rafael Dieste, en «pequeño motor de grandes cosas» y causas, añadimos a la luz de la correspondencia: pone en el mercado, conjugando artesanía e industria, un producto de porcelana que será la mejor embajada simbólica de Galicia en la segunda mitad del siglo XX. Los beneficios económicos de esta industria, Sargadelos, servirán para desarrollar un estudiado programa de reconstrucción cultural siguiendo el modelo de instituciones como el Seminario de Estudos Galegos (1923-1936). Luís Seoane (Buenos Aires, 1910-A Coruña, 1979), exiliado en Argentina, desarrolló una exitosa carrera artística como pintor, grabador, muralista y escritor. Su amistad con Isaac Díaz Pardo les permitirá trazar un plan de recuperación y restauración de la memoria democrática en Galicia que, entre otros logros, dará como fruto la creación del Museo Gallego de Arte Contemporánea Carlos Maside, que pretendía el regreso de la obra de los artistas renovadores gallegos, dispersos y aislados por el mundo. Concebía el Museo como una recuperación de la pintura como diálogo con el pueblo y como instrumento de lucha. Fue también el Museo objeto de numerosos debates y controversias con Isaac Díaz Pardo que no hicieron más que consolidar su amistad. Xosé Luís Axeitos (Rianxo, A Coruña, 1945) ha dedicado numerosos trabajos al exilio republicano de 1939. Algunos de sus estudios y ponencias presentados en congresos y actos académicos están recogidos en su libro O exilio galego, un mapa de cicatrices (2003);dedicó su discurso de ingreso en la Real Academia Galega a Luís Seoane (O discurso exílico de Luís Seoane, 2004) y publicó la correspondencia de Rafael Dieste (Obra completa, V, Epistolario, 1995) y de Carmen Muñoz (Epistolario, Biblioteca del exilio, 2005). Para la editorial Renacimiento editó la obra completa de Lorenzo Varela en dos volúmenes (Poesía y Ensayos y conferencias).