Si la globalización financierista puso en riesgo la estructura misma del Estado-nación, hoy la desglobalización marca el regreso del concepto nacionalista de Westfalia de 1648. Con el retorno cíclico de los nacionalismos los nuevos dominadores del mundo (Estados Unidos/Rusia/China) ejercerán el dominio de su semántica neo-orwelliana. No todos los nacionalismos se parecen e incluso pueden colisionar uno al otro, cuando entra en juego su idiosincrática geopolítica. Al final del día, la globalización pudo operar en forma imperturbable gracias a la imperante unipolaridad que, al momento de sufrir sus sonoros descalabros financieristas, dio pie a la multipolar resurrección de los nacionalismos multiformes en los cuatro rincones del planeta. Es la geopolítica la que allega al desglobalizado presidente galo Macron y su neonacionalismo el que lo aleja de la variante nacionalista del eje anglosajón conformado por Trump y Boris Johnson, mientras lo acerca al nacionalismo ruso del zar Vlady Putin. 10