Una niña, que empieza a perder sus dientes de leche y los guarda en un bote, acompaña a su madre a la compra los sábados y contempla con curiosidad la cantidad de puestos de comida que el mercado le ofrece. Y mientras mira, y los tenderos le presentan sus apetitosas mercancías para que crezca y se haga mayor, ella nos cuenta que está aprendiendo a leer y que la escuela le gusta y que disfruta con todo lo que el mundo, a su altura le ofrece. En medio de este territorio cotidiano que, Claudia Rueda refleja con la delicadeza del lápiz y unos tonos poco brillantes, algo mágico aparecerá. Pero es el lector el que debe descubrir el divertido juego de lo que ocurre y sorprenderse con el ingenioso final que guarda más de una sorpresa. Estamos ante un álbum ilustrado en el que el monólogo infantil resulta rico en matices y expresiones y las ilustraciones proponen guiños y detalles para no despistarse y engancharse a lo que es mucho más que un paseo por el mercado. Refleja el asombro infantil ante el mundo que hay por descubrir y la alegría que produce aprender.
