Shoah, de (laude Lanzmann, es una película que no representa los sucesos que desde el film surgen generalmente cuando se nombra la Shoah. Una película sin documentos de época, una película que no pone en escena ni uno solo de los eventos de exterminación de los judíos. Una película de la que podemos decir, dado que no representa La realidad referencial nombrada -porque la mimesis no era su intención-, que no se trata de una producción de arte. No obstante Lanzmann, pone en acción todos los medios técnicos habituales del cine. Pero Shoah no es una película puesta en escena. En Shoah, los sucesos elementales que generalmente filma La cámara son rostros. Rostros que narran la exterminación no representada. Rostros que callan y dejan presentir el momento del sufrimiento de ese "presente" de entonces. Rostros que atraviesan la historia sin La mediación de un actor, como en la miseria de la representación. Y, sin embargo, Shoah es una película. Y tiene un montaje. Para Walter Benjamin, el montaje en principio da sus características a una película, y Lanzmann ha querido crear una temporalidad posible allí donde la