Alemania Occidental después de la Segunda Guerra era un país en estado de shock que había adoptado de manera crítica el sueño americano como una forma de reprimir la pesadilla del nazismo. Y sin embargo, ese paisaje colonizado cultural y económicamente resultó ser el terreno propicio para una generación de músicos que, estimulados por la revolución psicodélica, las experiencias comunales de los años sesenta y la radicalidad política de las rebeliones juveniles, daría forma a un capítulo único en la historia de la música contemporánea: el krautrock. Al igual que sus pares del Nuevo Cine Alemán, estos pioneros sonoros se propusieron desarrollar un lenguaje propio más allá de las convenciones del rock angloamericano, recurriendo a fuentes tan diversas como el misticismo de Oriente, la música electroacústica de Stockhausen, el arte reparador de Joseph Beuys y la estética moderna de la industria y las serpenteantes autopistas alemanas. Si bien su historia ha sido pocas veces contada, la influencia de grupos como Kraftwerk, Can, Faust y Popol Vuh y de personalidades como Conny Plank, Manuel G"ttsching o Klaus Schulze es incalculable. Fueron claves para el desarrollo de movimientos musicales que van desde el postpunk hasta el techno y el ambient, y han inspirado a artistas tan diversos como Sonic Youth, Aphex Twin y Einstürzende Neubauten. Sin olvidar que fue el krautrock el caldo de cultivo a partir del cual David Bowie compuso su célebre trilogía de Berlín. Future days es un estudio profundo sobre esta meditativa, por momentos abstracta y frecuentemente hermosa música y sobre los grupos que la hicieron posible: un libro ineludible para los amantes del género y la oportunidad, para aquellos que no lo conocen, de descubrir una de las escenas más visionarias y originales de la música del siglo XX.