Traducir la Biblia. «Traducción/traición», se oye decir con frecuencia. Pero, ¿cómo puede entrar un lector no bilingüe en las obras de Shakespeare, de Dante o de Dostoievski? ¿Cómo podría un creyente, judío o cristiano, escuchar la verdad de la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras si no sabe hebreo y griego? Una primera reflexión sobre el diálogo de las lenguas lleva a señalar los puntos fuertes de las traducciones antiguas (Setenta, Vulgata, Lutero) y a hacer un breve repaso de las principales ediciones en español. El «taller del traductor» se abre entonces a las grandes cuestiones del paso entre la lengua fuente y la lengua término, a las relaciones entre el texto y el «paratexto», a la comunidad de lectura que se establece.