Todos hemos sufrido la experiencia, unos con la lavadora, otros con el televisor o el ordenador, de tener aparatos y equipos que se averían tras el fallo de un elemento. Por lo tanto, todos, en un momento u otro, nos hemos enfrentado, aunque a veces sin saberlo, al fenómeno de la obsolescencia programada. Y si bien esta práctica ya es desagradable y costosa para el consumidor, resulta un desastre para el ecosistema. Sin embargo, para el gran público, aunque esta experiencia resulta familiar, la palabra obsolescencia, y su verdadero sentido, sigue siendo desconocida. ¿De qué se trata exactamente? ¿Cuál es su origen, su historia y su importancia? ¿Cuáles son sus límites y sus consecuencias? ¿Qué soluciones podemos proponer para ponerle remedio? El presente opúsculo pretende dar respuesta de manera clara y sencilla a estas legítimas preguntas.