Jürgen Moltmann encontró la inspiración inicial de su teología en su primera experiencia de la realidad de Dios siendo prisionero de guerra en Bélgica entre 1945 y 1948. Fue una vivencia doble: de Dios como poder de la esperanza y de la presencia de Dios en el sufrimiento, temas ambos que conformarán más tarde las dos caras complementarias de su teología. En conversación con Eckart Löhr, el teólogo alemán hace ahora un breve pero intenso recorrido por las cuestiones principales de su pensamiento, siempre ligado a las circunstancias históricas del mundo contemporáneo, y expone las razones de su propia esperanza personal. Para Moltmann, el Dios hecho hombre representa, a través del sufrimiento y la desolación, el sí al género humano y la protesta más enérgica en contra de la muerte. La redención no solo supone la trascendencia sino que acontece también en esta tierra: «Dios se ha implicado en esta creación y eso significa un despojamiento de Dios» en favor de la responsabilidad humana.