El paseo por Madrid en el que Xavier Zubiri expuso la fenomenología entera a José Gaos hacia el año 1921 merece una reconstrucción radical, no tanto en perspectiva histórica y erudita cuanto filosófica y actual. Por sorprendente que parezca, la comprensión del pensamiento de Husserl que las palabras del filósofo vasco trasmitieron Castellana arriba, y que él mismo reafirmó con posterioridad, ha marcado la idea dominante de la fenomenología en el mundo hispanoparlante: un objetivismo de base intuitiva y de inspiración platónica, preocupado sólo por la ciencia. Este enfoque desatiende que el acontecimiento del aparecer es la única evidencia absoluta de la que puede partir la filosofía fenomenológica. Que las cosas, las personas, el mundo mismo hagan acto de presencia es el dato primario de la existencia humana, «el dato del darse». En persecución de él, la indagación filosófica replantea por completo qué significa la manifestación de algo y por qué toda realidad, al contar con la vida subjetiva a fin de afirmar su identidad, remite a la experiencia del tiempo, a la corporalidad del yo, a la alteridad de los otros vivientes. Casi cien años después de aquel paseo, una «andadura» alternativa de la fenomenología husserliana, introductoria pero libre de desenfoques, responde más a la posibilidad de renovar el pensamiento que a la rehabilitación de una doctrina archivada.