En sus vagones, el ambiente es siempre de fiesta porque vamos de viaje entre amigos y amigas. Somos un montón de gente que cantamos y tocamos juntos para divertirnos y hacerle un regalo al pequeño Ruí, que interpreta como solista sinfonías vocales que recuerdan el sonido mágico del lenguaje de las ballenas o el canto primero de las tribus, cuando aún no habían descubierto las palabras. Durante este viaje ilustrado por Pablo Pastor, de estación en estación vamos construyendo para él, y para todas y todos, un universo sonoro y afectivo. Llevamos con nosotros un saquito lleno de buen humor, de canciones-chucherías y ritmos-cariños, también agüita fresca por si aprieta la sed y una buena dosis de espíritu lúdico para viajar a paso lento y sin un destino concreto. Nuestro corazón golpeó en los vagones a ritmo de muiñeira, rumba, samba, rock y forró. ¿A qué esperas para comenzar a bailar?