Episodios singulares de la historia africana, que nos hacen entender mejor el drama y la grandeza del continente. Javier Reverte (Madrid, 1944) es un escritor de dilatada carrera y autor de una obra singular, que incluye novelas, libros de viaje y dos poemarios. Formado en el periodismo, oficio que desempeñó durante casi treinta años tanto en medios escritos como audiovisuales, se dedica ahora plenamente a la literatura y ha logrado, en pocos años, ser uno de los escritores más leídos de España. Entre sus libros de viajes, que han encontrado un eco enorme entre los lectores, destacan los títulos El sueño de Africa (1996), Vagabundo en Africa (1998), Corazón de Ulises (1999), Trilogía de Centroamérica (2000), Dios, el diablo y la aventura (2001), Los caminos perdidos de Africa (2002), El río de la desolación (2004) y La aventura de viajar (2006). En cuanto a las novelas ha publicado, entre otras, Lord Paco (1985), Campos de fresa para siempre (1986), Todos los sueños del mundo (1999), La noche detenida (2002, I Premio de Novela Ciudad de Torrevieja), El médico de Ifni (2005) y Venga a nosotros tu reino (2008). Tras los éxitos obtenidos con El sueño de Africa (1996) y Vagabundo en Africa (1998), Javier Reverte nos acerca de nuevo al continente negro con Los caminos perdidos de Africa. En esta ocasión, su nuevo periplo africano nos traslada a los territorios de Etiopía, Sudán y Egipto, en regiones próximas al curso del Nilo, que el propio Reverte recorrió a lo largo de varios meses. Como es habitual en sus textos viajeros, el escritor nos hace caminar a su lado con naturalidad, ternura, curiosidad, perspicacia, humor, pasión y una honda comprensión de lo humano. Y en el estilo de sus dos libros anteriores, junto a los rostros, las voces y los perfumes del camino, Reverte nos aproxima a episodios singulares de la historia africana, para hacernos entender mejor el drama y la grandeza del continente. «Quisiera escribir como canta el agua», ha dicho el autor en algunas ocasiones. En Los caminos perdidos de Africa, el lector sentirá que viaja junto a las ondas plácidas del Nilo, a lomos de una prosa tan cálida como natural.