Montauban, sur de Francia, año 1940. Dos refugiados catalanes se reencuentran en medio de la angustia que genera la inminente ocupación alemana. Miles de personas llegan a la pequeña ciudad procedentes de una España donde Franco ya se ha hecho con todo el país y de los departamentos del norte, donde la guerra ya ha sido declarada. Por simple azar de la historia, la ciudad se convierte en el punto de reunión de actividades de resistencia, refugio del presidente de la República en el exilio y depósito de la colección renacentista del Museo del Louvre, dispersa por todo el país para evitar su caída en manos alemanas. Amor, resistencia, compromiso, hastío de la guerra, son algunos de los vínculos entre dos personajes tan aparentemente alejados entre sí como un artista revolucionario y un sacerdote republicano y catalanista.