Chrysostome Liège firmó el contrato para servir en la Force Publique del rey Leopoldo a principios de 1903, y llegó a su destino en el Congo en agosto del mismo año tras vi ajar en paquebote de Anveres a Matadi, después en tren hasta Léopoldville, y luego al final en un pequeño vapor, el Princ esse Clémentine, hasta el destacamento militar de Y angambi. No era precisamente el último lugar del mu ndo, porque, como se decía en la Force Publique, ta l honor le correspondía a Kisangani, situado a unos doscientos kilómet ros río arriba;pero sí estaba lejos de cualquier l ugar conocido... En 1885 la Conferencia de Berlín rec onoció la propiedad del rey Leopoldo II de Bélgica sobre el Estado Libre del Congo. En los siguientes 30 años, con la anuencia de las potencias coloniale s europeas y el consentimiento de las autoridades r eligiosas, las fuerzas militares belgas cometieron uno de los mayores genocidios en la historia de la humanidad. Atxaga regresa de una beca en la Univers idad de Reno (Nevada) con una novela de prosa trepi dante que marca un importante giro en su estilo nar rativo, adoptando por primera vez un tono cómico y grotesco para abordar la época colonial del Congo b elga. Narrada con ironía y sarcasmo, con diálogos y bastante movimiento de personajes, esta obra refle ja la cara monstruosa del ser humano y nos hace ref lexionar sobre el valor de la vida y la muerte, la ambición desmedida, la traición y la pasión. Todo esto encuadrado en un territorio que, por desgracia, aún padece las consecuencias de ese oscuro episodio histórico.