Iván y Matvéi son campesinos en una pequeña aldea ucraniana. Su vida es dura y mísera, pero sigue un orden ancestral de trabajo en los campos y domingos en la iglesia. Las cartas de un amigo que emigró a Estados Unidos les empujan a emprender el mismo camino. Tras un viaje en barco lleno de incidentes e incomodidades llegan a Nueva York. Allí tienen que pedir asilo entre la comunidad que consideran más despreciable: los judíos rusos. Iván se ha adaptado rápidamente y ha aprendido el inglés, pero Matvéi está aturdido. La ciudad le parece inhóspita, sucia y atronadora. Un día se pierde entre el gentío e inicia un periplo de aventuras y viajes marcados por la incomunicación y el deseo acuciante de regresar a su aldea. Korolenko escribió esta historia después de viajar a Estados Unidos para visitar la Exposición de Chicago de 1893. Vladímir Galaktiónovich Korolenko (Ucrania, 1853-1921) estudió en el Instituto Tecnológico de San Petersburgo. Por sus ideas populistas, pasó seis años de destierro y cárcel en Siberia. Se dio a conocer por sus narraciones sobre la naturaleza y las gentes siberianas. Fue un activo periodista que llevó a cabo numerosas campañas contra el abuso del poder. Entre sus obras más conocidas pueden citarse: El sueño de Makar, El músico ciego, El Bosque susurra, Sin lengua y las memorias Historia de uno de mis contemporáneos. Como artista de la palabra, Korolenko fue epígono de Turguénev y maestro de Gorki.