La presente obra ha llegado hasta nuestros días gracias a una de las relaciones de amistad más célebres de la historia, aquella que La Boétie y Montaigne (albacea literario de nuestro autor) entablaron en el siglo XVI, en una época de expansión del Renacimiento, exploración geográfica e indagación intelectual, pero también de disputas políticas y guerras de religión. Es entonces cuando La Boétie redacta esta reflexión atemporal sobre los resortes del poder y la dominación, sobre el gran enigma de lo político: la servidumbre voluntaria. ¿Cómo puede ser, se pregunta el autor, que los hombres no solo obedezcan, sino que además lo hagan «encantados y fascinados»? Estamos ante un texto que anticipa las ideas de Thoreau y Tolstói, así como las reflexiones de Weil y Arendt sobre el totalitarismo.