El argumento es fiel a los hechos históricos conocidos y a las tradiciones. El Peregrino desolado es la respuesta a una pregunta ¿dónde estuvo, qué hizo y qué aprnedió Jesús de Nazaret entre los doce y los treinta y tres años? Los años perdidos y más misteriosos de Jesús. El autor, buen conocedor de las culturas del Creciente Fértil, lo sitúa en Egipto y lo expone al conocimiento de uno de los grandes hallazgos de la ética universal: la idea de Maat. Esta palabra alude a un concepto completo: En el cósmico, Maat se manifiesta en el inmutable orden del mundo y en el moral, como bondad individual. Pero en Egipto estos dos ordenes, el cósmico y el moral, son permeables. Es este conocimiento el que conduce a Jesús, durante su vida pública, a promover la mansedumbre y la bondad del corazón. De forma acaso inesperada, el protagonista se transforma en esta novela en el héroe de una aventura épica, pero sin atisbo de violencia. Pues se trata de un héroe que lucha contra sus propias debilidades y de una aventura que consiste en la superación personal. Aún más inesperada resulta la intrusión en la historia de episodios de amor y de sexo descarnado que sin embargo no perturban la intocable figura del maestro. Para averiguar cómo ha sido posible plasmar en una novela esta especie de cuadratura del círculo será preciso leerla y saborearla.