Los contemporáneos describieron el Polo Norte como el «objeto inalcanzable de nuestros sueños», y el impulso de llenar este último gran espacio en blanco en el mapa creció irresistible. En 1879 el USS Jeannette zarpó de San Francisco en medio de un frenesí de publicidad. El barco y su tripulación, capitaneados por el heroico George de Long, se dirigían a las aguas inexploradas del Ártico, llevando las aspiraciones de un país joven que quería ser la primera nación en alcanzar el Polo Norte. Dos años después de la terrible travesía el casco del Jeannette fue roto por una franja de hielo, obligando a la tripulación a abandonar la nave en medio de torrentes de agua y dejando a los hombres a mil millas al norte de Siberia, donde se enfrentaron a una caminata aparentemente imposible.