David Ruiz nos descubrirá cómo Gandhi pulió su revolución pacífica sirviéndose de un deporte por el que sentía una especial fascinación, cómo los monjes budistas han revitalizado en la antigua Birmania la pasión por un juego prohibido por la dictadura comunista, el modo en que Palestina se aferra a los Barça-Madrid y a su selección frente a la ocupación israelí, o cómo el embrujo de la redonda logra que los niños africanos salgan a las calles con el anhelo de seguir algún día el sendero de los Drogba, Yaya Touré, Essien o Eto´o. No hay estado de ánimo, actitud ante la vida o comportamiento que se resista a la embriagadora fragancia del fútbol, ya sea en Rusia, Borneo, Costa de Marfil, Irak, Rumanía, Tonga, Nicaragua o Mongolia. Porque el fútbol es una aldea global.