Óscar transita entre los treinta y los cuarenta con la sensación de no haber llegado donde imaginaba. Por eso se despierta un día con la necesidad de abandonar Nueva York, la ciudad en la que ejerce como fotógrafo de cierto éxito y convive con su novio, para regresar a un Madrid en el que lo reciben sus amigos de siempre, aquellos que lo recuerdan y lo identifican más bien con lo que fue o prometía ser que con lo que es. No puede imaginarse lo que le espera.