Un vendedor de vinos, el señor Weston, llega a Folly Down en una antigua furgoneta Ford, acompañado de Michael, su joven secretario. Misteriosamente, el tiempo se detiene, y los habitantes de Folly Down descubren que el vino del señor Weston no es ni mucho menos un vino corriente. Las fuerzas del bien y del mal recaen sobre una docena de personajes fascinantes de los que conoceremos su crueldad, estupidez y lujuria (memorables pasajes de sexualidad aldeana), así como la mezcla de miedo y deseo con que responden a la perspectiva de la muerte. Theodore Francis Powys utiliza el imaginario bíblico para presentar en forma alegórica una visión pesimista y oscura del ser humano.