En la Antigua China, el juez era la autoridad suprema dentro de cada distrito, responsable del censo, del registro civil, de recaudar impuestos, y de la seguridad de los habitantes. Su trabajo no se limitaba a impartir justicia, era además el encargado de investigar los delitos, los robos y los asesinatos, en caso de que es tos se produjeran. Inspirándose en una novela anónima del siglo XVIII, Robert van Gulik rescató a este popular héroe chino y lo convirtió en un personaje de ficción accesible para el lector occidental. En esta primera entrega de sus casos, el juez Di deberá desentrañar el misterio que se encuentra detrás de dos asesinatos y de la desaparición de una mujer. Le acompañaremos a una época pretérita, descubriremos algunos de los secretos ocultos de una sociedad milenaria y asistiremos en primera fila a la lucha de un hombre honorable en busca de la verdad.