«A los doce años yo dibujaba como Rafael», sentenció Picasso en 1946. Ese genio precoz explotó en A Coruña, la ciudad en la que reconoció que se despertaron sus sentidos. Es en Galicia donde inicia sus estudios académicos, y el lugar en el que pinta sus primeras obras maestras, como La muchacha de los pies descalzos o Retrato de Ramón Pérez Costales. El propio Picasso reivindicaba la importancia de su período coruñés, que en ocasiones llegó a valorar por encima de sus etapas azul y rosa. En 1891 llegó a A Coruña un niño procedente de Málaga, y en abril de 1895 se marchó un artista adolescente de 13 años aclamado por la crítica, que lo comparó con Giotto y le pronosticó, de forma profética, «días de gloria y un porvenir brillante». No solo sonaron las campanas del triunfo: también tañeron por la muerte de su hermana Conchita, un hecho que marcó el resto de su vida en lo personal y en lo artístico. Cuando la niña enfermó, pactó con Dios: «Si salvas a Conchita, dejo de pintar». Pero la niña falleció, y Pablo se convirtió en artista por decisión divina. En este trabajo se detalla este episodio, que le motivó a crear uno de sus cuadros más simbólicos. Picasso Azul y Blanco. Este libro deja también patente cómo la huella de su estancia gallega se siente en la obra posterior del andaluz, y podría incluso alcanzar a una de sus piezas más renombradas, Guernica. Sus 488 páginas acogen ésta y otras revelaciones sorprendentes, así como multitud de datos y documentos inéditos sobre una etapa fundamental, aunque poco explorada, en la carrera del artista más popular e influyente del siglo XX.