La atmósfera y el lenguaje del cuento de hadas son muy reconocibles en esta obra publicada en 1849, la más famosa del ciclo de "novelas campestres" de George Sand, pero no impiden el desarrollo de la observación realista y del espíritu desmitificador. La novela busca reconciliar la pasión con la naturaleza, dirigida por "ese espíritu que observa, que compara,que se fija, que prueba".