De una novela titulada Padres e hijos puede esperarse, por supuesto, un conflicto generacional, entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que está a punto de desaparecer y lo que está a punto de venir... y más en la Rusia que ve acercarse inevitablemente, con la liberación de los siervos, el fin de una época. Lo que quizá no sea tan esperable es que, en este conflicto, quienes tengan el poder sean los hijos... frente a unos padres cansados, deseosos de pasar el relevo con una entrega que roza el servilismo. Turguénev coloca justo en el centro de este mundo frágil a uno de los héroes clave de la literatura rusa y universal, el estudiante de medicina Bazárov, dotado de una energía prodigiosa para el sarcasmo, la negación y la paradoja, y de un carisma que seduce a la vez que aleja a todo el mundo. Padres e hijos (1862) fue la obra más polémica de su autor. Le ganó enemigos en el bando de sus amigos y amigos en el de sus enemigos. Por su complejidad no es difícil adivinar por qué.