Nunca ha habido una doctrina contra la que mejor se haya escrito que la del Derecho Divino de los Reyes. Que la docrina es absurda si se juzga desde el punto de vista del pensamiento político moderno es algo que no requiere ni prueba ni demostración. Pero el punto de vista moderno no es el único, y el hecho de que la doctrina nos parezca absurda es lo menos importante de ella, excepto por cuanto a que nos induce a inquirir su verdadero sentido y valor. Tampoco "El Derecho Divino de los Reyes" se diferencia, por lo que a lo absurdo se refiere, de otras teorías políticas del siglo XVII. La doctrina consistente en la creencia de un pacto original, no fue menos ridícula y sí más explosiva en la práctica que las nociones del Derecho Irrevocable y de la Obediencia Pasiva. En la presente obra el autor desarrolla las proposiciones fundamentales del Derecho Divino de los Reyes, aquellas que enuncian que la monarquía es una institución de ordenación divina, que el derecho hereditario es irrevocable, que los reyes son responsables solo ante Dios, y, por último, que la no-resistencia y la obediencia pasiva son prescripciones divinas.