La gravedad y la densidad de la realidad desde la que se ha redactado esta obra constituyen un poderoso horizonte hermenéutico para comprender a Cristo desde las fuentes de la teología, ciertamente, pero también desde los testigos que iluminan al testigo por antonomasia. El Jesucristo crucificado es realmente una buena noticia, es, en verdad, un Jesucristo liberador.