Moisés Baskardo vuelve de Ceilán completamente trastornado y quiere casarse todavía con Andrea, su amor adolescente. Alterna momentos en que abraza la causa nacionalista, con otros de iluminado dispuesto a fundar un nuevo orden. Conseguirá convencer a sus hermanos Josafat y Fabiola para retirarse juntos a Oiarzena, un caserío derruido donde poner en práctica una vida libre y sin prejuicios. Pero el pansexualismo de la comuna acabará gestando una tragedia shakespeariana de la mano de Flora, la hija de Fabiola y Roque. Entretanto, en pleno ascenso económico, Efrén y su madre siguen empeñados en que el imperio de los Baskardo pase a manos de Cándido, los empresarios del hierro auspician la Hermandad de Obreros Vascos, un equívoco sindicato nacionalista, y prosiguen las disputas sobre el mostrador de la Venta, reclamado por la Iglesia.