La obra de Fernando Pessoa, una de las figuras más complejas y fascinantes de la poesía del siglo XX, constituye en un deseo «de sentir todo de todas las maneras» un asombroso drama em gente, en el que la entidad Pessoa se escinde, al menos, en cuatro yos perfectamente definidos (Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Alvaro de Campos y el propio Fernando Pessoa). Lejos de componer un «todo» complementario, mantienen a pesar de la amistad y convivencia entre ellos su radical divergencia, su tensión interior en una obra que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo. «Con Pessoa dice Antonio Tabucchi una de las grandes preocupaciones de la literatura de nuestra época, el Yo, entra en escena y comienza a hablar de sí, comienza a reflexionar acerca de sí mismo. A través de una formulación meticulosa, digna de un informe psicoanalítico, la heteronimia no es otra cosa que la vistosa traducción en literatura de todos aquellos hombres que un hombre inteligente y lúcido tiene la sospecha de ser. Se podría, a lo sumo, añadir que tal vez en ninguna otra época como en la nuestra el hombre inteligente y lúcido ha tenido la sospecha de ser tantos hombres.»La obra de Fernando Pessoa, una de las figuras más complejas y fascinantes de la poesía del siglo XX, constituye en un deseo «de sentir todo de todas las maneras» un asombroso drama em gente, en el que la entidad Pessoa se escinde, al menos, en cuatro yos perfectamente definidos (Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Alvaro de Campos y el propio Fernando Pessoa). Lejos de componer un «todo» complementario, mantienen a pesar de la amistad y convivencia entre ellos su radical divergencia, su tensión interior en una obra que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo. «Con Pessoa dice Antonio Tabucchi una de las grandes preocupaciones de la literatura de nuestra época, el Yo, entra en escena y comienza a hablar de sí, comienza a reflexionar acerca de sí mismo. A través de una formulación meticulosa, digna de un informe psicoanalítico, la heteronimia no es otra cosa que la vistosa traducción en literatura de todos aquellos hombres que un hombre inteligente y lúcido tiene la sospecha de ser. Se podría, a lo sumo, añadir que tal vez en ninguna otra época como en la nuestra el hombre inteligente y lúcido ha tenido la sospecha de ser tantos hombres.»