Las melodías de Apel·les Mestres, de estructura muy sencilla y muy pegadizas, están íntimamente ligadas a la letra del poema, lo que las hace idóneas para el trabajo pedagógico. De entrada, es importante que quede claro el sentido del texto, tanto en lo que respecta al contenido como al léxico. Una determinada canción puede servir de excusa para explicar tradiciones poco conocidas o incluso extinguidas, pero bien vivas en la época del autor. Por otro lado, el vocabulario es rico en nombres de plantas, animales, elementos de la naturaleza... Sólo si se comprende el pleno sentido de la letra serán, entonces, fáciles de retener. Dado que la mayoría de canciones presentan una estructura estrófica, se prestan en gran medida a introducir algún elemento nuevo en la interpretación cada vez, en forma de juego. Se puede encontrar algún ejemplo de ello en CD que acompaña a este libro. En resumen, estas canciones cumplen las tres condiciones fundamentales de cualquier canción pedagógica: El contenido de la letra requiere una actitud comprensiva. Son fáciles de retener gracias a su estructura. Se fijan con facilidad en la memoria, de manera que se prestan a su repetición de forma espontánea.