Granados escribió un considerable número de obras inspiradas en la obra pictórica de Francisco de Goya, que sin duda encontraron su punto culminante en la suite para piano titulada Goyescas-Los majos enamorados. La popularidad de la mencionada suite supone que a menudo se entiendan por Goyescas únicamente las piezas que integran las dos partes de Goyescas-Los majos enamorados. Sin embargo, en realidad pertenecen al ciclo de «Goyescas» todas las piezas de la suite y también todos los números de la ópera Goyescas, coincidentes en su mayor parte con los de la obra para piano, pero que incluyen además El pelele y Intermezzo, ambas independientes de la suite en su versión pianística. También pertenece a este apartado un pequeño grupo de obras para piano que sirvieron de base para la posterior elaboración de Goyescas-Los majos enamorados (Jácara, Crepúsculo y Serenata goyesca) así como las Tonadillas para voz y piano. El conjunto de obras que componen Goyescas-Los majos enamorados representa un reto formidable para los intérpretes, debido al hecho de que sus complejos pasajes, su elaborada ornamentación y densa textura requieren un alto nivel de virtuosismo pianístico. Esta obra representa, junto con Iberia de Albéniz, la cumbre de la música española para piano.