Al margen del poderío militar y la sorprendente expansión que provocaría el asombro de tantas generaciones, el Imperio Otomano se caracterizó por crear una auténtica civilización. Una civilización que fue el resultado de acoger en su seno un crisol de pueblos y culturas diversas a lo largo de varios siglos, durante el dilatado tiempo que transcurre entre su inicio, en torno al año 1300, y su final poco después de la Primera Guerra Mundial. Por ello, lejos de limitarse a la historia política, en esta obra se atiende igualmente a todos aquellos aspectos que, de manera general, permiten definir lo que entendemos por civilización: las instituciones, las clases sociales, la economía, la literatura, el arte, las creencias, así como sus costumbres y vida cotidiana. No pocos rasgos de la vigorosa y dinámica cultura otomana de entonces perviven hoy, de una u otra forma, en la actual República de Turquía.