La publicidad es un género que utiliza todos los recursos comunicativos, todos los canales, todos los lenguajes... subordinados a una finalidad perlocutiva: hacer que el destinatario adopte una determinada dirección en su forma de pensar o de comportarse. El texto publicitario es el mensaje retórico por excelencia de nuestro tiempo. Como del hilo de la publicidad cuelgan enormes intereses económicos, políticos, morales... la confección de un simple anuncio conlleva un profundo análisis de todas las instancias comunicativas. Conocidas las características del producto que se ha de vender, se han de fijar con nitidez los perfiles del destinatario, estudiar las circunstancias en las que el mensaje le pueda alcanzar y los momentos en los que pueda ser más sensible. Se ha de elegir un presentador fidedigno y un texto adecuado. Un anuncio es un mensaje en el que todos los pasos, todos los factores pragmáticos que intervienen en su elaboración están perfectamente estudiados y cuantificados. Hasta el resultado final de una campaña. Por esto y porque este tipo de textos suelen cristalizar todos los recursos argumentativos imaginables, se presentan normalmente como un objeto ideal para el comentario que pretende mostrar el funcionamiento pragmático del acto comunicativo.