En todas las lenguas conocidas las partículas discursivas cumplen una función: marcan el discurso guiando las inferencias durante la comunicación de acuerdo con sus propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas. Dado que limitan los procesos inferenciales, indicando al interlocutor cómo combinar e interpretar las palabras con significado conceptual, es posible suponer que el papel de estas unidades en los intercambios comunicativos ni es superfluo ni irrelevante. Detrás de la definición de las partículas discursivas hay argumentos de naturaleza cognitiva. Por ello, además de datos de su uso en textos, es necesario contar con otros datos basados en la observación de la actividad cognitiva durante el procesamiento o la producción de los enunciados. En este sentido, el presente libro ofrece evidencias de quelas partículas discursivas son centros gravitacionales en la comunicación. Las pruebas proceden de investigaciones experimentales que han permitido acceder al funcionamiento de dichas unidades en la construcción del discurso y a sus efectos en la recuperación de la información comunicada. Los resultados logrados permiten formular los principios de la marcación discursiva.