Un Salvador Dalí en el lecho de muerte rememora los acontecimientos que marcaron su vida: desde la rivalidad con su padre hasta la fama mundial como artista, pasando por su encuentro con Lorca y Buñuel o la expulsión del grupo surrealista de André Breton. Obsesionado desde pequeño con pasar a la historia, el genio de Figueras quizás sea el ejemplo por antonomasia de artista fundido con su obra. Carlos Hernández -La huella de Lorca- nos ofrece en El sueño de Dalí un afinado retrato del gran pintor surrealista, en el que trasciende los trazos más gruesos y conocidos de su excéntrica personalidad para trazar una cartografía precisa de sus pulsiones, inquietudes, pasiones y fobias. Una existencia guiada por el deseo de perdurar más allá la muerte y marcada a fuego por su eterna musa, Gala.