Miguel Angel (como Leonardo da Vinci) representa por sí solo el espíritu del Renacimiento, una de las épocas históricas en las que más se impulsó y valoró el arte. Se le considera el mejor escultor de todos los tiempos. Pero también fue un prodigioso pintor, un magnífico arquitecto y un gran poeta. Su insuperable talento nos ha dejado una buena cantidad de obras inmortales, entre las que destacan la Piedad, el David, la Capilla Sixtina y la cúpula de la basílica de San Pedro, que no llegó a ver terminada. Este libro, lleno de datos, curiosidades, recuadros y preciosas ilustraciones, ofrece a los jóvenes lectores una forma entretenida y diferente de adentrarse en la biografía de uno de los grandes artistas de todos los tiempos.