Desde la poesía se reta al público lector a desmontar la visión romántica del paraíso cubano a través de sus productos exportados como ron y tabaco.La obra intenta camuflarse en un manual de economía poética o de poética económica, un catálogo de una maltratada producción nacional que ha marcado a cada hijo o paseante por la isla de Cuba. Habitante de la sugar island, escurridizo entre los humos del habano y los goces de los rones tropicales, el autor expone, a manera de un extendido cliché, la imagen del país ante los ojos del mundo, valiéndose de la historia de sus exportaciones. La representación idílica de los diarios de viajeros o de las postales turísticas va desvaneciéndose ante las cicatrices que ha dejado la reproducción del tabaco, el azúcar y el ron en la identidad insular. Una marca estampada en la tierra y una huella como mancha en la piel. La consecuencia de un país derivando sus mejores creaciones hacia el exterior.