Los seres humanos aspiramos a dominar todo lo que nos rodea y nos resulta difícil lidiar con la incertidumbre. Por eso, para tener la impresión de que todo está bajo control, para poder esquivar lo aleatorio y lo inesperado y vivir con la seguridad de que nada malo ocurrirá, inventamos las prácticas y rituales supersticiosos. La buena y la mala suerte forman parte de la historia, de la religión, de la evolución, se enfrentan de diferente manera en la distintas culturas e impregnan nuestro día a día sin que ni siquiera nos demos cuenta.