Han pasado casi cuarenta años desde la muerte del dictador Francisco Franco y la Transición a la democracia sigue llena de tabúes y oscuridad. Una cierta forma de historia angélica sobre vuela este periodo: unos dirigentes abnegados, un rey consecuente, unas instituciones preñadas de patriotismo, una ciudadanía responsable... de no ser porque algún oficial temerario tuvo algo más que tentaciones golpistas, nos encontraríamos con la paradoja de que, por primera vez en la historia de España (y del mundo), la política se despegó del maquiavelismo y se convirtió en seráfica. Todo el mundo fue bueno, incluso sin quererlo, y algunos a sabiendas. Desde entonces a hoy, la crónica de la transición que se ha ido tejiendo poco a poco como una superposición de lugares comunes, de tópicos y fábulas que, a fuerza de repetirse, han transformado el relato en una realidad indiscutible. La historia se ha convertido en fantasía porque los magos así lo quisieron. Esa es la fábula que esta obra desvela.