Tras un largo y arduo conflicto, los traidores al fin se aproximan a Terra. Sin embargo, pronto perderán la oportunidad para atacar: tanto Guilliman como el León regresan a toda prisa, y sus ejércitos podrían girar las tornas de la batalla. Las tropas del Señor de la guerra deben reunirse, pues solo entonces podrán asaltar el mundo del Trono. Mientras Mortarion se adelanta para actuar como la vanguardia de la flota, recae sobre Lorgar y Perturabo la tarea de reunir a Fulgrim y a Angron, quienes ya han sido enaltecidos como demonios y tal vez se encuentren más allá del alcance de la voluntad del Señor de la guerra. No obstante, Horus está malherido, y, mientras la batalla más grande de la galaxia se cierne sobre Terra, es Maloghurst quien debe asegurarse de que su fracturada Legión se mantenga unida y de rescatar al propio Horus del borde del abismo.