El sueño de una noche de verano fue escrita para servir de divertimento en las nupcias de personajes nobiliarios de la Corte de Isabel I. Shakespeare utilizó una ingente cantidad de fuentes, magistralmente manipuladas y transformadas de acuerdo con su propósito estético: desde las Metamorfosis de Ovidio, pasando por los Cuentos de Chaucer o la Diana de Montemayor hasta llegar a los ritos de la fertilidad y folclor de Gales. En una amalgama admirable, el dramaturgo funde tan heterogéneas influencias en un texto en que se presenta el amor consumado en el matrimonio como fuente de conflictos para alcanzar el poder político. Las alegres comadres de Windsor, por contra, se presenta como una obra de comicidad y desenfado en la que los espectadores de la época, y aún los de hoy, pueden reconocer en escena los arquetipos de la Corte londinense. El obeso Falstaff, las comadres Ford y Page y los tipos de las callejuelas de Windsor pertenecen ya al enredo de la dramaturgia universal.