Palinuro de México, obra ya consagrada de la literatura mexicana del siglo XX, puede leerse como una poderosa novela política que rescata un capítulo aún reciente de la historia de México: la masacre de Tlatelolco. Sin embargo, la extraordinaria capacidad narrativa de Del Paso la convierte, más allá de toda denuncia, en una exuberante fiesta del lenguaje y la dota de un sentido totalmente inédito. A través de una reelaboración artística del vocabulario médico y anatómico (Palinuro es un joven estudiante de medicina que se ve envuelto en el conflicto estudiantil) se crea un juego de espejos cuyo papel es, más que sobreponerse a la realidad, recrearla y estilizarla a través del lenguaje, verdadero protagonista de la novela. El autor construye una monumental parodia donde todo parece excesivo, una narración polifónica que se vale de la lengua, la cultura y la recreación de todos los mundo imaginables para ofrecer una trama que mantiene un vínculo ambivalente con la historia reciente de México. Así, con una precisión quirúrgica y un formidable ejercicio literario, Del Paso logra señalar algunos de los profundos traumas que aquejan la historia mexicana.