La gran compañía aragonesa de Roger de Bríndisi

ISBN: 9788433867964
Colección MONUMENTA
Autor: Calvo Martínez, José Luis
Editorial: UNIVERSIDAD GRANADA
Publicado: 2.021
Clase: LIBROS

Idioma: SPA
Encuadernación: RUSTICA
Páginas: 216
Plazo de entrega: 5 Días
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    La Gran Compañía Aragonesa contiene la primera versión realizada directamente al español de los textos griegos que narran los sucesos acaecidos en el imperio bizantino Asia Menor y Grecia continental tras la llegada de una compañía militar comandada por un antiguo monje templario, convertido en pirata tras la reconquista de San Juan de Acre por los mamelucos (1291). Era de origen alemán, y de nombre, Rutger von Blume (trad. Roger de Flor). La Compañía, incorrectamente llamada "catalana", se componía de un cuerpo de Almogávares, unos 4.000 soldados de a pie profesionales del reino de Aragón, a los que después se unieron 4.500 turcos y turcópulos. Y, en fin, les cubría los flancos un contingente de unos 1.500 caballeros de origen valenciano y catalán. Los Almogávares habían sido importantes para la victoria de Federico II de Aragón sobre Carlos de Anjou en la guerra por la posesión de Sicilia. Terminada la guerra (1302), la Compañía fue llamada y pagada por el emperador Andrónico II en 1303 ante el peligro inminente de las tribus turcas que se encontraban ya cerca de Constantinopla. Y tuvo la oportunidad de hacerse con el imperio mismo: inicialmente empujaron a los turcos hasta las fronteras orientales, pero, tras el asesinato a traición de Fray Roger por el co-emperador Miguel, la Compañía permaneció tres años en Galípoli devastando la región del Helesponto y luego, ante la imposibilidad de tomar Salónica, bajaron hacia el sur para establecerse en los Ducados aragoneses de Neopatria y Atenas, donde permanecieron hasta 1388 y 1390 respectivamente. Los hechos están recogidos, de un lado, por La Crónica de R. Muntaner, miembro de la Compañía como combatiente y cronista, aunque ya no fue testigo presencial desde la muerte de su comandante Berenguer de Entenza (1306). Y la imagen que ofrece es más correcta en los hechos que en los números;en realidad es un encomio, y su juicio es a menudo exageradamente parcial. Por ello es importante conocer y tener en cuenta la versión de los hechos narrada por los historiadores bizantinos, y otras fuentes que aquí se ofrece. Dos de ellos, G. Paquimeres y N. Gregorás, fueron historiadores y testigos presenciales, aunque su visión de los hechos a veces adolece de la misma falta de imparcialidad que la de Muntaner. Es posible, sin embargo, que ante las dos visiones de la realidad, el lector pueda deducir al menos una idea más moderada sobre hechos y personajes de este episodio de la Historia de Europa que se conoce equivocadamente como la venganza catalana. Fue más que eso;también constituyó un fracaso, pero quizá contribuyó a retrasar en más de un siglo la caída del Imperio Bizantino.