Las revistas literarias del fin de siglo XIX constituyeron José Bernardo San Juan un auténtico escaparate cultural: unas veces incubaban tendencias ûtenían, según escribió Ortega, una ômisión placentariaöû y otras eran, sencillamente, muestra del diapasón estético del momento. Era rara la obra que, al publicarse, no fuera seguida por un rosario de críticas. Los autores del fin de siglo eran, a la vez, sus propios jueces, creando una red de pensamiento crítico, de teoría literaria y, en mezcla con todo ello, de influencias y favores, de amistades y odios africanos. De Germán Gullón a Guillermo de Torre o Pilar Celma no ha habido un solo autor que no se haya sorprendido por la ôriqueza inagotadaö ûen palabras de Ribbansû de estas revistas. Entre ellas ocupa un papel destacado el semanario Vida Nueva (1898-1900), trampolín de Juan Ramón Jiménez, de Ramiro de Maeztu y de Manuel Machado. Era, según decía Rubén Darío, ôde lo mejor que se publica en Madridö y, desde luego, ejemplo representativo de la miríada de revistas que ampararon el modernismo literario hispánico. Este volumen ofrece un retrato del semanario, de la crítica contenida en ella y de las razones, a veces extraliterarias, que la motivaron. José Bernardo San Juan es profesor titular de la universidad Rey Juan Carlos. Su ámbito de investigación es la literatura española del siglo XIX y las relaciones entre periodismo y literatura.