El Defensor Pacis es ante todo, por su intención inmediata, una requisitoria a Luis de Baviera, elegido emperador, para que se oponga a las pretensiones de los Papas en el terreno político, que Marsilio cree desbordadas y contrarias al espíritu y la letra del evangelio, y que presentan una iglesia poderosa y rica cuando su fundador la quiso pobre y humilde, sumisa a los poderes civiles en lo exterior. Con esta ocasión Marsilio desarrolla una doble teoría, de la sociedad civil y de la eclesiástica, que, en muchos aspectos, suscitará hoy, junto con el interés histórico, motivo de reflexión.