La materia de la que están hechos los hombres es el territorio que transita este poeta singular, que murió apenas cumplidos veintiocho años. En la única entrevista que se le conoce, Daniel Faria confiesa: «Hay poemas que brotan de pronto: aparecen así y me resulta imposible retocarlos. Los poemas de Hombres que son como lugares mal situados no sé muy bien cómo los compuse;fueron escritos cuando estaba para entrar en el Monasterio y me hallaba como en estado de gracia absoluto». Y añade: «Sentí entonces que los poemas se nos dan. Construirlos es un ejercicio de obediencia». Examinar al hombre, comprobar su transformación, investigar las razones que lo mueven y sospechar apenas el misterio que anida en su corazón es, sin duda, parte esencial del oficio del poeta.